Ser una persona optimista es mucho más que tener una actitud positiva ante la vida. Ser optimista es una forma de ser, una mentalidad que puede influenciar positivamente en todos los aspectos de nuestra vida, incluyendo en nuestro desempeño laboral.
Juliana Brito es una empresaria, CEO y cofundadora de Indie Hero y GJ+, dos empresas que han logrado un gran éxito gracias a su filosofía optimista. En su trayectoria, ha podido comprobar cómo una actitud positiva puede hacer la diferencia en el mundo de los negocios.
Un experimento organizado por el reconocido investigador Martin Seligman, de la Universidad de Pensilvania, demostró cómo ser optimista puede marcar la diferencia en el desempeño de los empleados. En este experimento, se formaron dos grupos de trabajadores: uno compuesto por personas que habían sido seleccionadas por su optimismo y otro con personas elegidas al azar.
Después de seis meses, se pudo comprobar que el grupo de trabajadores optimistas superaba en un 30% al grupo de trabajadores “neutrales” en cuanto a productividad, eficiencia y satisfacción laboral. Esto demuestra que nuestra mentalidad y actitud pueden tener un impacto significativo en nuestra vida profesional.
Ser optimista no significa negar los problemas o dificultades, sino verlos como oportunidades para crecer y aprender. Los optimistas encuentran soluciones donde los pesimistas solo ven obstáculos. Por ejemplo, durante la pandemia de COVID-19, muchas empresas tuvieron que enfrentar la crisis y adaptarse a un nuevo escenario. Los optimistas, en lugar de darse por vencidos, encontraron nuevas formas de trabajar y hasta descubrieron nuevas oportunidades de negocio.
El optimismo también influye en nuestra capacidad para enfrentar los desafíos. Las personas optimistas tienen una mayor resiliencia, es decir, la capacidad de adaptarse y superar situaciones difíciles. Esto se debe a que tienen una mentalidad más flexible y están abiertos al cambio. En un mundo en constante evolución, la resiliencia es una habilidad valiosa y necesaria para el éxito.
Ser optimista también puede mejorar nuestra vida social. Las personas con una actitud positiva atraen a otros con su entusiasmo y energía. Además, son más empáticas y tienen una mayor habilidad para trabajar en equipo, lo que es fundamental en un entorno laboral. En las empresas, tener un equipo optimista puede mejorar el ambiente de trabajo y aumentar la motivación y el compromiso de los empleados.
Además, ser optimista tiene un impacto directo en nuestra salud. Diversos estudios han demostrado que las personas optimistas tienen una mejor salud física y mental en comparación con las personas pesimistas. El estrés y la ansiedad, tan comunes en el entorno laboral, pueden reducirse al adoptar una actitud positiva. Y una buena salud es fundamental para tener un buen desempeño en el trabajo.
Ser optimista no es algo que solo sucede, es una elección consciente que podemos hacer cada día. Algunas personas pueden tener una tendencia natural al optimismo, pero todos podemos practicarlo y convertirlo en un hábito. Aquí hay algunas pautas para ser más optimistas:
– Enfocarse en lo positivo: en lugar de enfocarnos en los problemas y dificultades, debemos centrarnos en las soluciones y oportunidades. Aprecia y celebra tus logros y los de los demás.
– Practicar la gratitud: cada día, agradece las cosas buenas que tienes en tu vida. Esto te ayudará a tener una perspectiva más positiva.
– Ser perseverante: afronta los desafíos con determinación y no te rindas ante la primera dificultad. Recuerda que los obstáculos pueden ser oportunidades de crecimiento.
– Cultivar relaciones positivas: rodearse de personas positivas y optimistas puede ser contagioso. Además